Marilyn irradiaba algo especial que era captado por la cámara. Se hacía querer y ella parecía saberlo. Y como es lógico los fotógrafos de su vida también lo sabían y tratban de hacer negocio. Una vez dijo: "De los fotógrafos que me han utilizado he tratado de adquirir toda la experiencia posible ante las cámaras".
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