Las fotografías, tomadas en una suite del hotel Bel-Air de Los Ángeles, se realizaron con poco maquillaje, mostrando a una Marilyn despeinada y sin ropa, según reporta en su sitio de Internet el periódico El Mundo.
Fueron más de dos mil las fotografías tomadas por Stern, pero no se publicaron porque Vogue las consideró demasiado fuertes para la época, así que debió realizarse una segunda sesión con la actriz vestida y en distintas poses. El resultado se publicó en la revista Vogue días después de la muerte de la sexy rubia.
En ese momento decenas de imágenes fueron desechadas y ahora salen a la luz, revelando uno de los grandes secretos de Monroe: una cicatriz en su costado derecho, causada por una operación de vesícula.
El fotógrafo Bert Stern recordó los primeros minutos de la sesión: “Toda nuestra atención se concentra en las tomas. Bebemos champán. Es difícil, muy difícil, porque ella no está quieta ni un momento. Mariposea. Es un fuego fatuo, tan inasible como el pensamiento, tan vivo como la luz que acaricia su cuerpo. Es una ilusión.”
Incluso confiesa en el libro que Marilyn Monroe llegó a estar “completamente ebria” y “dispuesta a hacer un personaje que nunca se ha visto en el cine ni en ninguna otra parte”.
Una vez terminada la sesión, Bert Stern recuerda: “Son casi las siete de la mañana. han pasado doce horas. Mientras ella vuelve a vestirse, guardo los carretes de película. Me dice adiós en voz baja y se va. Yo me quedo ahí plantado, como un amante aturullado”.
El fotógrafo Bert Stern recordó los primeros minutos de la sesión: “Toda nuestra atención se concentra en las tomas. Bebemos champán. Es difícil, muy difícil, porque ella no está quieta ni un momento. Mariposea. Es un fuego fatuo, tan inasible como el pensamiento, tan vivo como la luz que acaricia su cuerpo. Es una ilusión.”
Incluso confiesa en el libro que Marilyn Monroe llegó a estar “completamente ebria” y “dispuesta a hacer un personaje que nunca se ha visto en el cine ni en ninguna otra parte”.
Una vez terminada la sesión, Bert Stern recuerda: “Son casi las siete de la mañana. han pasado doce horas. Mientras ella vuelve a vestirse, guardo los carretes de película. Me dice adiós en voz baja y se va. Yo me quedo ahí plantado, como un amante aturullado”.
En esta web se pueden ver bastantes fotos.
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